En memoria de la muerte de abuelita Lele y su granja de dinosaurios.

Este fin de semana pasado se cumplieron 11 años de la muerte de mi bisabuela paterna Abuelita Lele; quien para mí es una de las mas grandes representantes del arte surrealista escénico. He aquí el porque:

Cada diciembre era obligatorio en mi familia ir a visitar la casa de Abuelita Lele para admirar su famoso “Portal del Niño”.

La lana extendida sobre el piso de la sala, al inicio una carretera con dirección a el lugar del nacimiento del Niño Jesús por donde caminarían los 3 Reyes Magos al lado de 5 camiones de construcción marca TONKA.

Durante el camino, los Reyes Magos conocerán al ejército armado de soldados de plástico que cuidan la pequeña ciudad de Jerusalén; en la cima de una montaña hecha de papel se encuentra Batman al lado de un oso de peluche mirando como desde el otro extremo se acerca uno de los transformer que amenaza con la tranquilidad del pueblo.

Un poco mas cerca del pesebre descansan las ovejas las cuales fueron bañadas con desechos nucleares ya que hay algunas de tamaños mutantes que alcanzan hasta la altura de una de las patas de la mesa del comedor; el pastor cuida de sus ovejas pero al mismo tiempo cuida del siempre presente rebaño de dinosaurios que también esperan la llegada del niño Jesús.

Pero el portal de Abuelita Lele no termina ahí, ya que el cielo esta repleto de ángeles guindados con mecate desde el cuello hasta el techo, parece que han hecho un suicidio colectivo pero en realidad están volando y celebrando la navidad.

El 24 de Diciembre a la media noche es el momento esperado por todos, el Niño ha nacido, desde la cocina traen una imagen del Niño Jesús casi del tamaño de un muñeco PACO a acompañar a la diminuta Maria y al José de estatura media para así dar forma completa a lo que en mi mente siempre será mi portal favorito, el portal de Abuelita Lele.